Soy Eric del Castillo

Aunque todo el mundo me conoce como Eric Syerix. El comiendo de quién soy es súper típico: escribir, escribo desde que tengo uso de razón. La primera lectura que me enganchó fue un poemario de Gloria Fuertes cuando iba a primaria. La que me dio el gusanillo de escribir fue Laura Gallego. Desde entonces, te podría decir que escribo mucho y devoro libros, pero lo cierto es que lo segundo no es tan cierto.

Lo cierto es que muchas veces no leo.

Analizo, que no es lo mismo.

He tenido muchas profesiones: desde Camarero de pisos hasta Gestor de Valores para un banco. ¿Mis estudios? Grado en Historia y ciencias de la música y Grado profesional de conservatorio (flautista, olé). ¿Por qué he hecho de todo? Pues una mezcla de porque la vida hay que currársela desde cero y mi incapacidad de quedarme quieto.

Vale, me queda más claro

Ahora, ¿por qué elegirme?

Hay muchos profesionales que se dedican a este sector. Yo tengo una serie de valores y requisitos que quizás sean acordes a ti.

O no.

Priorizar la coherencia

Tanto si trabajo un texto propio como el de un cliente, lo prioritario es que sea coherente, con una estructura clara y determinante.

Cero miedo a vender en lo que creo

Si tienes un producto bueno: se vende. Del cómo ya me encargo yo.

El texto por encima del ego

Hay que dejar el ego a un lado para trabajar, porque ahí lo único que hace es estorbar. Ya se nos hinchará el pecho cuando esté todo finiquitao’.

Confianza en mis resultados

Mi pasión por lo que ofrezco es una herramienta más que uso sin reparos.

¿Pero…

… cómo he llegado aquí?

Llevo estudiando y trabajando a nivel redacción desde los catorce años. Con dieciséis ya intenté la autopublicación (spoiler: el resultado fue horroroso) y conforme he ido avanzando como redactor y editor, más me he apasionado por el mundo de la edición y la venta.

Puede sonar a broma, pero quienes más me convencieron de que tenía talento para vender eran mis amigos, ellos a los que tanto admiraba por dedicarse al mundo de la redacción y poder vivir de la escritura. Cuando algo me apasiona y creo firmemente en ello, no puedo parar de hablar de ese producto o servicio. Aunque hable de lo mismo, siempre acabo dándole vueltas para ver cómo convencer a X persona de que tiene que comprárselo. Un día, una amiga que ha estado bastante tiempo dedicándose al mundo de copywriting me dijo:

—Deberías dedicarte al copy, porque siempre consigues que acabe interesándome por tus malditas nuevas obsesiones.

Y, como siempre que me dice algo ella (Lori, si lees esto, un besazo), le hice caso y me lancé al vacío.

Con bañador, obviamente.

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